No podemos concluir esta presentación sin hablar de los lugares donde estamos enraizados y, sobre todo, de la gente con la que hemos echado nuestra suerte desde 50 años.
Los benedictinos hacemos un voto especial de “estabilidad”. Más allá de una promesa de fidelidad a una comunidad determinada, consideramos este voto como un compromiso definitivo con la gente que nos acoge y su medio de vida. Se trata, si ellos nos aceptan, de “comprarnos el pleito” de su vida, hasta la muerte. Por lo tanto, es de suma importancia, para nosotros, que conozcan nuestros amigos y el medio humano, cultural y geográfico que compartimos con ellos.