Al inicio de este año jubilar, buscando una palabra que podría definir la aventura de estos 50 años hemos pensado en perseverancia, en obstinación, antes de deternos en la palabra “terquedad”. Espontáneamentehe pensado a nuestra propia terquedad. Como buenos discípulos de San Benito, hemos tratado de poner en práctica las recomendaciones, frecuentes en su Regla, que seamos pacientes, perseverantes. Luego, he pensado en la fidelidad terca de nuestros amigos, la fidelidad de la gente de Ñaña y de Chucuito, la fidelidad de todos ustedes que siempre nos animaron a perseverar, a seguir adelante, especialmente cuando pensábamos renunciar.
Pero, finalmente, hemos comprendido que, más que todo, se trata de la terquedad de Dios, de su fidelidad incondicional.
Ver más »